Federico Fellini exalta con su cine una mirada eminentemente fenomenológica de la naturaleza humana... 🌱
Sin idealización, sin hiperrealidad, sin ninguna aproximación metafísica a la vida, el arte de Fellini mira lo sencillo y lo cercano. El instante de lo real es el único hogar posible. Habitar cálido. Habitar profundo. Habitar misterioso e inexplicable que, paradójicamente, le otorga al ser humano todo lo que requiere para explicarse a sí mismo el sentido de su propia vida.
Los personajes de Fellini no pretender huir. No buscan refugio en ninguna "virtualidad". En ningún "mundo mejor". En ningún "destino prometido". Comprenden que no hay salida. No hay escape. Y no tiene por qué haberlos. Se comprometen visceralmente con la posibilidad del aquí y del ahora:
"Esto soy. Este es mi ser en el mundo. Esta es mi vida. Este es mi rostro. Este es mi tiempo. Qué bello vivir! Vivir LA DOLCE VITA!!! 🙏✨🕯️
La Strada, nos presenta por un lado a Gelsomina como una joven ingenua y vulnerable, por otro lado, tenemos a Zampano, un artista rudo y violento; a lo largo de la película, vemos la experiencia subjetiva de cada personaje, que se ve expreso en su forma de interactuar con el mundo, por un lado, la experiencia “trágica” de Gelsomina, en su transitar por el mundo, sin razón de ser, junto con el mal trato de Zampano, del cual siempre busca una aprobación, y por el otro lado vemos a Zampano, como un personaje insensible, hasta que al final se enfrenta a un acontecimiento (fenómeno que acontece), la muerte de Gelsomina, marcando una cambio en él.
ResponderEliminarEste personaje es una de las maneras que usa el director para demostrar la importancia de lo real, en principio se puede ver esta importancia en los diferentes escenarios en donde la película se desarrolla, pues presenta un paisaje real, por lo que no presentan un embellecimiento del entorno (una virtualidad que presenta lo hiper-real), asimismo se puede ver la intención de Fellini por expresar lo real a través de la función de Zampano, pues de una u otra manera no es nada del otro mundo, como se esperaría de una función normal, en donde lo que asombra es lo irreal o artificial; por ultimo es importante entender la trascendencia de los fenómenos, pues estos nos afectan internamente también, eso se ve claro con la muerte, en donde marco un antes y un después en los personajes Gelsomina y Zampano.
Luisa Alzate
EliminarComentario: Ana María Benavides.
ResponderEliminarEn la actualidad, la humanidad ha desarrollado una perspectiva de la vida que tiende a centrarse en aspectos estéticos y superficiales. Este enfoque, impulsado por el propio avance de la sociedad y el progreso tecnológico, ha jugado en contra de la esencia del ser humano. El hombre, en su afán de adaptarse a los estándares impuestos por la modernidad, ha comenzado a olvidar lo más importante: ser fiel a sí mismo. Sin embargo, es en los momentos más difíciles, en esos instantes de crisis existencial y profundo agobio, cuando el hombre recuerda su verdadera naturaleza y se enfrenta a la cuestión fundamental de su propia identidad.
Un claro ejemplo de este fenómeno se puede observar en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando las naciones involucradas sufrieron grandes pérdidas humanas y materiales. El conflicto dejó a muchos países al borde de la pobreza, sumidos en la devastación y con poblaciones enteras que lo habían perdido todo. En este contexto de miseria y desolación, es donde surge una reflexión profunda sobre la condición humana.
Federico Fellini, en su película La strada (1954), ilustra magistralmente cómo, en medio de la precariedad material, se revela la verdadera esencia del hombre. Fellini muestra que la felicidad y la plenitud no dependen exclusivamente de los bienes materiales o la estabilidad económica, sino que se encuentran en lo más profundo del ser humano, en su capacidad de amar, de crear lazos significativos y de encontrar sentido incluso en las circunstancias más adversas. Esta visión desafía la noción de que el éxito y la realización personal están intrínsecamente ligados a lo material, sugiriendo en su lugar que lo más esencial del hombre se descubre precisamente en los momentos de mayor vulnerabilidad.
En esta asombrosa película de Fellini, se evita la hiperrealidad y la hiperespecialización, sumergiéndose en lo sencillo, en el aquí y el ahora. Es en este espacio donde los personajes encuentran su identidad. Gelsomina, a pesar de su sufrimiento, muestra una belleza intrínseca que surge de su aceptación de la vida tal como es, sin adornos ni ilusiones. Es curioso, porque hoy en día, el hombre busca constantemente más, traspasa los límites y se sumerge en la virtualidad como un escape de lo que realmente somos.
ResponderEliminarAsí, La strada se convierte en una meditación sobre la autenticidad y la aceptación. Me doy cuenta de que la verdadera belleza y el sentido profundo de nuestra existencia se encuentran en la manera en que vivimos el presente, en cómo abrazamos nuestra realidad con todas sus imperfecciones. Es allí donde el presente se revela como la etapa temporal más valiosa. La película me recuerda que la vida, en su forma más simple y cruda, es el único hogar auténtico que tenemos. En términos de Heidegger, el hogar no es simplemente un lugar físico, sino un estado de ser en el que nos sentimos profundamente conectados con nuestra existencia y con el mundo. Así, vivir es encontrar nuestro lugar en esta realidad tangible, sin escapismos, simplemente habitando con plenitud el presente, con cada derrota y cada triunfo.
Lo que somos, lo que nos define, es donde radica la verdadera vida. Allí encontramos la verdad. Así que, ¡qué asombroso y cautivador sería regresar todos a nuestro verdadero hogar!
Marylin Velandia
ResponderEliminarEntender la belleza o intentar entenderla desde conceptos específicos hace que belleza por si misma pierda su valor autentico en las cosas o seres. La belleza que explora la fenomenología es, evidentemente, desde la experiencia, pero no meramente una experiencia visual. Necesitamos ver al detalle en cada ámbito. La belleza esta en el actuar, el ser, el hablar, el sentir, el querer conocer, el querer expresar, la necesidad de habitar en lugares propios.
Por tal motivo, la belleza esta en el cómo se experimenta de manera única cada cosa desde la perspectiva individual que no es ajena a las opiniones externas o las actitudes, por el contrario son estas las que mas influyen en el ver y sentir de manera irrepetible. El mundo requiere de respuestas exactas y evidentes, requiere de un mundo en el que todos están de acuerdo en cada aspecto, de manera que la subjetividad se ve aniquilada por las necesidades impuestas por los movimientos económicos, sociales, etc.
La búsqueda de lo propio y de significar el todo desde los ojos del ser individual, conduce a entender mejor al propio sujeto de emocionalidad y de percepción abierta que se va adquiriendo aceptando la belleza propia de las cosas y de las que no lo son. La belleza que impulsa a ver con el sentido y no con las formas materiales. La belleza que invita a sumergirse en la realidad detrás de la mascara perfecta social y ver esa verdad que realmente se es. La verdad es escondida cuando no es partidaria de la materia y forma social, sin embargo, siempre esta allí y el deber por encontrarla es la mirada honesta de la investigación subjetiva.
Contrario a lo que podría abstraerse de la gran obra La Strada, pienso que aunque el hombre necesita vivir en la realidad sin importar las desgracias que esta conlleva, también depende de una virtualidad, de una idealización que le motive a continuar su vida. Lo anterior lo comprendí en aquella escena donde Matto le da a Gelsomina una razón para seguir en la vida que tenía junto a Zampano y no huir con el circo, una razón que solo ella podía cumplir pues si ella no se quedaba a su lado, ¿quién lo haría?
ResponderEliminarSiempre encontraremos algo que nos saque, que nos aleje de la realidad aparente, pues es en estos momentos que descubrimos aquello que hace parte de nosotros y que hace posible un autoconocimiento, como pasó con la protagonista al enterarse por sus propias palabras que llevaba tiempo deseando la muerte, pero que gracias a este discurso de profunda idealización se mantuvo en el mundo por un tiempo más, hasta que perdió todo lo que la mantenía consciente del entorno.
Por: Danna Rodríguez
La historia de Gelsomina y Zampanò nos acompaña por La Strada (1954) a conocer la Italia de los cincuentas, en su drama y sencillez. En un mundo donde la vida te pega en la cara, si te toca toca, y Fellini nos lo muestra sin velos. Las tabernas, los pueblos y la ciudad. La familia, el sexo y el cariño. La pobreza, lo duro de la vida agreste y la vivacidad que anima a la penínsulai. Por encima de todo, aunque tuvo que dejar a sus familiares, porque no tenían para sustentarse, Gelsomina no pierde su ojos de niña, su manera de jugar con la realidad sorprendiendose. Su mirada encuentra el juego, y el dolor que enfrenta es genuino. Al mismo tiempo la mujer se enfrenta con la angustia y el vacìo existencial: no sabe quién es, no sabe lo que puede regalar al mundo; aun asì, ella vive hacia afuera, es una niña que encuentra su dimensiòn entre los otros niños y gracias al cuidado que le reservan.
ResponderEliminarZampanò es irónicamente opuesto a su compañera, pero, aun así, la quiere consigo en su circo. El sigue con su excesiva masculinidad, inadecuada y por eso divertida al ojo del espectador (espectador interno a la película, y espectador del filme). Su número de saltimbanco es romper a las cadenas que se pone el mismo alrededor del pecho - se puede ver a la metáfora existencial: el hombre no está libre de salir de su jaula de macho, no alcanza abrirse hacia el mundo si no es mediante su fuerza, una fuerza que él quiere ver: si es alto, si es macho, pero es un bebedor gordito sin muslos. Nos enfrentamos al dramático cómico de un show en el show en el show: como Zampanò cree ser, y así se muestra en su circo, en un filme que quiere mostrar a la humanidad de cada personaje y de su época sin trampas.
Hay una necesidad existencial, Fellini muestra ese reino de la necesidad que no es la determinada por lo frívolo, sino surge de la esencia misma del deber definirse propia de lo humano. La definición del sujeto no puede prescindir de poner al mundo como objeto: para alguien existir significa ponerse en frente del mundo, poner confines entre su Yo y su ambiente. En este sentido el habitar es un drama, es un continuo reconocerse mediante la imprescindible existencia del mundo que nos impregna de sentido. Cuando el mundo no puede ser objetificado el ser humano percibe la angustia, que es incapacitación a la existencia, imposibilita el hacerse sujeto del animal humano, lo cual, asì, se queda en el trastorno, en la indefinición, en ser el mismo mundo de lo cual no logra separarse. El mundo entra en el sin obstáculo, y el ser se desvanece en lo exterior. El desapego entre el sujeto y el objeto determina entonces una falta de mundo: el ser humano solo puede habitar un mundo culturalmente construido.
Los personajes desean algo: Gelsomina busca su razón de ser, Zampanò quiere encontrar su genuina masculinidad, el público quiere divertirse. Todo eso, en un entorno extremadamente real, duro, que se impone e impone acción por parte de quien lo habita, porque no se puede habitar un mundo sin moldearlo a la vez.
La vida en el circo en La Strada es profundamente metafórica y poética. Es un oficio milenario que se resiste a las necesidades modernas, implicando vivir a un ritmo diferente, ajeno a las exigencias de la sociedad actual. El circo parece resiliente ante los avances sociales y tecnológicos. Aunque la vida en el circo puede ser precaria, este estilo de vida se caracteriza por una desconexión de las preocupaciones típicas de la producción material o el desarrollo intelectual, centrándose, en cambio, en el acto de vivir a través del arte.
ResponderEliminarEl circo se convierte en un símbolo de resistencia, un espacio donde lo que importa no es ajustarse a los estándares hegemónicos de belleza o éxito, sino la rareza, la diferencia. El circo celebra los talentos inusuales que, fuera de su contexto, podrían no tener cabida o valor, pero que dentro de este mundo adquieren un significado único. En contraste con la virtualidad que nos impulsa hacia la perfección y la estandarización, el circo se erige como un refugio para lo imperfecto, para lo extraño, celebrando lo que puede hacernos únicos.
Este anhelo de vivir a través del arte, de resistir a una realidad que cada vez se vuelve más virtual y artificial, refuerza la idea de que el circo, con toda su rareza, buscando otra forma de vida ajena al tiempo, en un ritmo diferente, como ya lo mencioné en un refugio y en defensa de la imperfección.
Laura Medina
EliminarMediante la utilización de la expresión cinematográfica del cineasta Italiano Federico Fellini, se nos otorga la posibilidad de replantearnos la relación entre la ilusión y los sueños de trascender lo cotidiano, o las aspiraciones de una vida idealizada, y el entendimiento de como estas no pueden desapegarse de algo tan naturalizado, pero por momentos tan distante para nosotros como lo es la realidad misma. Hablar de esta relación implicaría entonces, una confrontación inmediata con el hecho de que la verdadera belleza no reside en posibles mundos ideales -muy a lo platónico- en las ideas de perfección o en la constante añoranza en aquello eterno e inalcanzable, por lo contrario, esta se encuentra en aquello que es naturalmente imperfecto, en la propia esencia de lo humano y de lo contingente.
ResponderEliminarLa belleza radica en la aceptación radical de lo que es, de aquello que se nos presenta desde su presencia misma.
Teniendo esto en cuenta, se puede mencionar la noción del habitar planteada por Heidegger, entendiendo esta como una visión en la cual ser humano no vive en el mundo de manera neutral, en la que no es un ser distanciado del mundo en el que está inmerso. El ser humano por lo contrario habita el mundo, lo interpreta mediante sus percepciones y lo construye desde su propia experiencia. Es por esto que desde la filosofía Heideggeriana el ser-en-el-mundo se convierte en la condición fundamental de la existencia humana: no somos espectadores pasivos de una realidad externa, sino que estamos visceralmente comprometidos con ella. Bajo este concepto, los personajes de Fellini, que no huyen de su realidad, reflejan una forma auténtica de habitar: no buscan refugiarse en sueños imposibles ni en ficciones de un futuro mejor, sino que aceptan el mundo tal como es, con todas sus imperfecciones y angustias.
La belleza de “la textura pigmentada de la vida” reside precisamente en la inclusión de factores como las sombras, los miedos y los defectos. En lugar de huir de estos aspectos pertenecientes y usualmente ignorados de la realidad, sus personajes los integran en su existencia, y es de este modo que estos son capaces de encontrar en estos mismos un sentido estético, desligado de la convencionalidad e idealización de lo que percibimos como bello.
En un mundo que tiende a la hiperrealidad, a la virtualización de lo humano y a la creación de mundos alternos perfectos, Fellini nos recuerda que el verdadero sentido y la verdadera belleza solo pueden emerger de lo real, de lo inmediato, de lo imperfecto, es por esto que la vida es capaz de poseer valor precisamente por su cualidad limitada, porque no hay escapatoria, porque no existe una promesa de salvación eterna que nos libere de nuestras imperfecciones, y solo mediante esta aceptación, se puede entender una cosa y es que la vida es bella porque es finita.
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ResponderEliminarEn la hiperrealidad de la actualidad, que presenta ideales virtualizados e inexistentes en la realidad, porque no hay campo para errores, cambios y diferencias, sino que todo se homologa en una metafísica de la hiper-exigencia hacia lo impoluto, La Strada nos recuerda la belleza de lo real e imperfecto.
El circo ofrece un lugar alternativo en el que el cambio y la resistencia ante lo impuesto por la hiperrealidad define como necesario para lograr la plenitud humana.
La atención a los detalles del lugar en el que se habita implica paciencia, un andar despacio, cosa que es inmediatamente y radicalmente distinta a las exigencias de rapidez y superficialidad en el mundo.
Cuando miramos con atención lo que es, podemos apreciarlo en su belleza misma, sin querer virtualizarlo, establecerlo como un estándar de belleza, sino que se conoce en su sencillez, en lo que nos causa, en la manera en la que realmente nos importa y nos hace ser.
En un mundo donde los ideales virtualizados dominan, Heidegger nos invita a reconsiderar lo que significa realmente habitar, estar en el mundo de manera auténtica. Para Heidegger, habitar no es simplemente ocupar un espacio físico, sino vivir en conexión profunda con el entorno, los otros seres y las cosas, es un ser-en-el-mundo que implica una relación consciente y afectiva con lo que nos rodea.
Aquí, lo imperfecto y lo humano, en toda su fragilidad y desorden, son aceptados y celebrados.
Este acto de cuidar lo real, de prestar atención a la imperfección, es una forma de resistir la superficialidad y la rapidez que dominan el mundo virtualizado. El cuidado y la atención son fundamentales para el habitar auténtico, porque solo a través de ellos podemos estar verdaderamente en contacto con nuestro entorno y con nosotros mismos.
De la película realmente me queda la importancia del "dejar ser", fluir en el mundo es importante para comprenderlo, pienso que es más útil para entender a fondo las cosas que imponer categorías e intentar apretujar todo en ellas.
Gracias.
La vida está compuesta por dos partes muchas veces inseparables entre si, pero que son distintas y son necesarias para el desarrollo de nuestro pensamiento y nuestra persona, todo lo experimentamos por medio de como nos relacionamos externamente con nuestro ambiente, lo que sentimos está ligado a todo lo que nos rodea, las emociones muchas veces se condicionan por todo aquello y aquel que se cuela en la vina, las lecciones que se aprenden son resultado de lo que ocurrió afuera, y sean beneficiosos o no son inevitables, y son todo aquello que nos muestra la vida en su esplendor y aporta a su significado.
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