Imposible no percibir que la relación que establecemos con el entorno en nuestra actualidad se fundamenta en una búsqueda de lo utilitario. Parece que sólo nos interesa responder a la pregunta: Para qué? La pregunta por excelencia en la que se fundamenta la vida y los valores de las sociedades modernas. Mirada técnica. Pregunta técnica. Es decir, mirada utilitarista que mira todo cuanto existe desde la utilidad práctica, técnica, que las cosas, los seres, las situaciones y los actos puedan prestar. Para qué me sirve? Este objeto, está persona, está situación. Me conviene? Sacaré algún provecho? Qué gano si este objeto, persona o situación se vincula a mi vida?
Quise entonces explorar con las Monulas la verdadera pregunta a la que quiero acercarlos a todos Ustedes. La pregunta del POR QUÉ. De ella nace la fundamental pregunta por el ser de las cosas y nuestra relación sublime con ellas. En qué consiste la pregunta por el ser y la belleza? En responder genuina y sinceramente la pregunta del por qué.
Por qué tengo las cosas a mi lado? Por qué permanezco junto a las personas? Por qué hago lo que hago? Por qué decido lo que decido? La explicación personal y genuina de los actos y no la justificación técnica es el fundamento del ser. El “por qué” es el fundamento de lo que somos. Yo soy mis por qués. Tú eres tus por qués. Mi vida se hunde, se nutre, crece y se fortalece en el suelo de mis por qués. Por el contrario, la vida del hombre actual, se debilita, se desnutre, se desgasta se reseca en el desierto de los para qués. Entre más utilitaria es mi mirada, más miseria. Más vacío. Más soledad.
Es curioso como cada vez que guardo un souvenir, miro fijamente algo, transcribo la letra de mi canción favorita, dibujo lo que siento. La pregunta de quienes no me conocen siempre es "¿para qué lo haces?" mientras que mi respuesta es "PORQUE me gusta"
ResponderEliminarMe es imposible no recordar la forma de ver la vida de Diógenes de Sinope, quien se satisfacía con lo más mínimo, quien satisfacía su ser-ahí con el smple clor del sol mientraasdejaba de lado el impetu y ego de un gobernante. Y es que la figura de Diógenes se contrapone en totalidad con la forma de ser del hombre contemporáneo, el cual llena todos sus vacíos emocionales con lo material, con el trabajo y el único sentido de que la acumulación de cualquier cosa es lo único que lo puede hacer ser un sujeto digno de respeto y de admiración por supuestamente haber alcanzado el tn renombrado "éxito". El problema se halla en que nuestra relación con los objetos no es sana, no es algo que nos nutre en admiración, respeto, en el pensar que somos con ellos, sino que es algo que está únicamente para ser utilizados; no está el pensar que esa mesa que sostiene el alimento de nuestra familia fue alguna vez un ser vivo como nosotros, que esa madera tuvo vida, creció, se reprodujo y su vida se apagó para ser reducida a un precio exorbitante, pero su valor lo perdió. Nuestro porqué con el mundo no es sino un sucio uso, un beneficio, una oferta y una demanda.
ResponderEliminarEl tema propuesto sí que guarda una relación muy profunda de cómo vivimos en la actualidad y es buscando un por qué para todo, en parte considero que nos formamos esta idea y claramente formulamos esta expresión puesto que la sociedad siempre le busca una respuesta a lo que como ser es desde aquí, por ejemplo ¿por qué estudio? En varias ocasiones la respuesta es para conseguir un empleo, tener dinero, una mejor calidad de vida, etc... pero analizamos que todo se está rigiendo desde lo proyectado para el mundo no para nosotros; quizás si cambiáramos a ¿para qué? ¿con qué motivo? se vería un sentido mas real y autóctono de estudiar determinada carrera o hacer cualquier actividad que llene nuestro ser.
ResponderEliminarQue tan importante sería que desde pequeños nos enseñaran que todo lo que queramos realizar y alcanzar tenga un propósito pero que este se haga desde el ¿para qué? quizás así seríamos mas felices y le veríamos mas sentido a todo lo que se nos va presentando, tomaríamos enserio y con verdadera pasión las metas a las cuales deseamos llegar. También sería genial que pudiéramos incluir en esto una visión colectiva, poder prestarle una pequeña parte de nuestra labor a alguien más, ser menos egoístas y mas inclusivos en todo lo que sea para mejorar la vida que llevamos en comunidad; dejar de querer sacarle un provecho a todo bien sea económico o de reconocimiento en lugar de esto aprender de él, saber que me estoy fortaleciendo, que estoy creciendo como persona en mi integralidad y además puedo ayudar a que el otro también lo haga y sienta el valor que tiene para el mundo y que es vital para complementarme a mí y a tantos otros.
El pensamiento de Heidegger nos habla del "des-alejar", el "dejar ser" en lugar de imponer nuestra vista sobre las cosas, podemos aprender si las dejamos fluir en su esencia mientras nos acercamos a ellas. Pienso también en autores como Bachelard, o quizás Eliade con su visión del fenómeno religioso. Las cosas en su sacralidad nos transmiten, llegan con ansias de hacerse símbolos como diría Nietzsche. Sin embargo, solo es capaz de acceder al símbolo quien como el alquimista es capaz de contemplar el crisol con paciencia, contemplándose en el fuego, con mirada profunda.
ResponderEliminarA partir de esta reflexión se hace necesaria la crítica a la relación que se establece con nuestro entorno en la actualidad, enfocada predominantemente en la utilidad y el beneficio práctico que podemos obtener de las cosas, las personas y las situaciones. Esto marca una tendencia de alejarse de la pregunta del "Para qué" y mostrar la importancia de explorar la pregunta del "por qué" como una cuestión fundamental que nos conecta con el ser de las cosas y nuestra relación con ellas. Al responder sinceramente y de manera personal a la pregunta del por qué tenemos las cosas a nuestro lado, por qué permanecemos junto a las personas y por qué hacemos lo que hacemos, encontramos el fundamento de nuestra existencia.
ResponderEliminarSiguiendo el camino de esta reflexión, podemos decir que la crítica planteada es pertinente en el sentido de que la obsesión por la utilidad y el beneficio material puede generar una pérdida de conexión con lo auténtico y significativo. La búsqueda constante del "para qué" puede alejarnos de nosotros mismos, de la apreciación del valor intrínseco de las cosas y de la comprensión profunda de nuestra propia existencia.
- Laura Rangel Barrera